martes, 25 de febrero de 2014

DICK SWAAB, NEURÓLOGO LO MEJOR PARA EL CEREBRO ES JUGAR AL AJEDREZ

ON .

El neurólogo holandés Dick Swaab pasó hace unos días por Madrid, donde presentó su libro «Somos nuestro cerebro» y disertó sobre nuestra escasa capacidad para cambiar después del nacimiento. Para el catedrático emérito de la Universidad de Amsterdam, el carácter de cada uno de nosotros está determinado desde el seno materno, como le contó a Pilar Quijada en la excelente entrevista publicada en ABC. Swaab añadió otra frase que solo he visto recogida por la agencia Servimedia: «Lo mejor para el cerebro es jugar al ajedrez».

Somos_nuestro_cerebro_portadaSin salir de Holanda, el libro de Swaab se acerca a toda velocidad al medio millón de copias vendidas. Su obra, editada en España por Plataforma Editorial, ha despertado cierta polémica, que se entiende mejor si tenemos en cuenta que su filosofía la resumía hace poco (de la forma más superficial e interesada, hay que decir) uno de los personajes más irresponsables que ha conocido la ficción televisiva. Frank Gallagher, alcohólico y amoral padre interpretado por Bill H. Macy en la serie «Shameless», ya lo dijo bien claro, para justificar su escandalosa desatención hacia sus numerosos retoños: «Los niños vienen preconfigurados; no puedes hacer nada por ellos».

Lo importante (y serio) es que el neurólogo es escéptico sobre nuestra capacidad de mejorar las capacidades cerebrales. «Por ejemplo», dice, «el cociente de inteligencia depende en un 88% de esa herencia genética». También sostiene que el libre albedrío «solo es una agradable ilusión». El tiempo dirá si su visión es demasiado pesimista, pero en todo caso tiene claro que, entre lo poco que podemos hacer, destaca una cosa: jugar al ajedrez.

sábado, 1 de febrero de 2014

ENTREVISTA LEONTXO GARCÍA, EXPERTO EN AJEDREZ


    Info Gibraltar
    Leontxo García: “Los periodistas tenemos mucha culpa en la difusión de la falsa imagen del jugador de ajedrez como un excéntrico”
    “Si se va a ver la posición, es importante que sea una posición creíble”. La primera frase que dice Leontxo García mientras posa para el fotógrafo ante un tablero de ajedrez deja entrever un profundo respeto por un arte que practicó como semiprofesional durante diez años y que ha contado durante otros 30 en artículos, libros y conferencias. Sabe de ajedrez y sabe cómo presentarlo para despertar la curiosidad de su oyente, ya sea un maestro o alguien que no distingue un alfil de un peón. Habla con la convicción que da la pasión por lo que hace y quizá sea esa pasión lo que ha hecho que su último libro (‘Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas’, Editorial Crítica 2013) haya alcanzado la quinta edición. Ha perdido la cuenta de las veces que ha participado en el torneo de Gibraltar, calcula que unos seis o siete años. Independientemente de la cifra exacta, lo cierto es que se ha convertido en el mejor embajador de un evento que ha merecido el reconocimiento internacional y que gana adeptos en cada edición.  
    La Asociación Internacional de Jugadores de Ajedrez ha reconocido el festival de ajedrez de Gibraltar como el mejor open del mundo. Usted también lo ha afirmado en varias ocasiones. ¿Por qué es el mejor?
    En primer lugar, todo lo que tiene que ver con los aspectos técnicos está muy bien organizado y de forma muy profesional, pero realmente el sello distintivo está en lo que ocurre después de las partidas. Hay muchos torneos en los que cuando acaban las partidas los jugadores no tienen nada más que hacer dentro del torneo. Aquí, como muchos están alojados en el hotel, que es la sala de juego al mismo tiempo, por las noches aquí el ambiente es muy agradable. No se trata sólo de un ambiente puramente social en el vestíbulo o en el bar, sino que hay actividades complementarias como conferencias, torneos de partidas rápidas y eso crea una vida alrededor del torneo que va mucho más allá de las partidas. Entonces, para un apasionado del ajedrez es un torneo especialmente divertido.
    La palabra “diversión” no es precisamente una palabra que se aplique al ajedrez fuera de este entorno, pero estar aquí cambia esa percepción. ¿Hay lugar para la diversión en el ajedrez para alguien que no juegue a este nivel?
    Hay dos tabúes absolutamente falsos muy extendidos sobre el ajedrez y en este torneo se demuestra claramente que ambos son falsos. El primero: el ajedrez es muy aburrido. Hombre, si no te gusta, no te van a obligar porque probablemente te aburrirás. Ahora bien, si el ajedrez te engancha un poco, yo te garantizo que no te vas a aburrir en toda tu vida. Yo llevo cuarenta años en el ajedrez, diez como jugador semiprofesional y treinta como periodista, conferenciante e investigador y no sé lo que es estar aburrido, salvo por lo que me cuentan otras personas. Segundo tabú: el ajedrez es muy interesante, pero solo para personas muy inteligentes. Falso de toda falsedad. Esto es como comparar a una persona a quien le guste correr de vez en cuando por la playa o por el parque con un profesional de la maratón, los dos corren, pero pertenecen a mundos totalmente distintos. Cualquier persona con una capacidad física normal puede correr por la playa, pero ser profesional de la maratón requiere unos genes de nacimiento y un trabajo durísimo durante muchos años. El ajedrez no precisa ni siquiera un mínimo de salud. Absolutamente cualquier persona puede disfrutar del ajedrez. Otra cosas es ser gran maestro, eso requiere unos genes específicos y un entrenamiento de más de ocho horas diarias durante muchos años.
    Comentaba en su diario del festival que hay más posibilidades de partidas distintas en un tablero de ajedrez como átomos en el universo conocido. ¿Ese potencial de asombrar y de crear es lo que mantiene viva la pasión por el ajedrez?
    El número de átomos es un 1 seguido de 80 ceros, el número de partidas distintas es un 1 seguido de 123 ceros, por eso hoy no hay ninguna computadora, ni siquiera las súper computadoras  de la NASA, que pueda jugar perfectamente al ajedrez, a pesar de que sí jugar perfectamente a las damas, al backgammon y a otros juegos. Sin embargo, el ajedrez por ordenador solo se podrá jugar perfectamente cuando existan las computadoras cuánticas.
    Entonces, ¿no está todo inventado en ajedrez ni lo va a estar?
    Una cosa es el ajedrez entre máquinas, que se ha acercado a la perfección aunque no ha llegado, y otra el ajedrez entre humanos. La belleza del ajedrez generalmente nace en el error previo de uno de los jugadores y entonces el otro castiga ese error con una combinación muy bella. Como las máquinas tienden a cometer muy pocos errores graves, la inmensa mayoría de las partidas entre máquinas son interesantes técnicamente para un aficionado de alto nivel, pero no son bellas. El margen de creatividad para la mente humana sigue siendo infinito. El ajedrez es finito desde el punto de vista matemático, pero para la mente humana es tan rico que se acerca a lo que entendemos por infinito.
    ¿El ajedrez ayuda a formar el carácter de una persona o es el carácter de una persona el que construye su manera de jugar al ajedrez?
    Las dos cosas. El ajedrez es probablemente la única actividad en la que dos personas pueden mantener una comunicación muy intensa durante cuatro o cinco horas seguidas sin tocarse y sin hablarse. Eso quiere decir que es muy atractivo para personas tímidas porque pueden expresar su creatividad sin tocar a nadie ni hablar con nadie. Eso no quiere decir que la mayoría de los ajedrecistas sean así. De hecho, es al revés. Lo que ocurre es que los periodistas tendemos a hablar de los que son raros, no de los que son normales, y entonces la imagen de los raros se extiende sobre todos los ajedrecistas. Pero si ahora mismo echamos un vistazo a la lista de los cien mejores del mundo. Estaríamos hablando de los súper militantes del ajedrez. Pues entre los cien mejores del mundo, aunque aceptásemos una definición muy flexible de la palabra “loco”, “raro” o “excéntrico”, no creo que hubiese más de cinco que respondan a esa definición.  Otra discusión sería qué es la normalidad.
    ¿Y cómo forma el carácter?
    Esto es para dar no una conferencia, sino un curso entero. Está demostrado científicamente a lo largo de los últimos 120 años que el ajedrez desarrolla la inteligencia, especialmente la de los niños; mejora el rendimiento escolar, sobre todo en matemáticas y en comprensión lectora; y otras muchas cualidades, tanto de inteligencia cognitiva como de inteligencia emocional. Lo de la inteligencia emocional es nuevo. Se ha demostrado por primera vez en la universidad de La Laguna por tres psicólogos españoles. Compararon a niños que en sus horas de actividad extraescolar jugaban al ajedrez con otros que jugaban al fútbol o al baloncesto. Se ha demostrado que los que jugaban al ajedrez desarrollaban más no sólo la inteligencia cognitiva (pura), sino la emocional, lo cual sorprende porque el ajedrez es individual y el fútbol o baloncesto. Esto no quiere decir que el ajedrez sea mejor, sino que son complementarios, mente sana en cuerpo sano, pero sí reconfirma las grandes virtudes pedagógicas del ajedrez. Por eso, el Parlamento Europeo en de 2012, con 461 eurodiputados a favor, recomienda la introducción del ajedrez como asignatura obligatoria en todos los colegios de la Unión Europea.
    También ha trabajado en el ajedrez como herramienta para prevenir el Alzheimer…
    Le he dedicado los últimos ocho años a esto y he contrastado mis hallazgos con más de doscientos neurólogos. La conclusión a la que podemos llegar es que la práctica frecuente del ajedrez retrasa el envejecimiento cerebral y por tanto podría prevenir el Alzheimer, o al menos retrasarlo considerablemente. En buena lógica, si el ajedrez es un excelente gimnasio mental y estamos retrasando el envejecimiento cerebral, es lógico pensar que con un cerebro más sano al envejecer la probabilidad de padecer una demencia senil baja considerablemente. Hay otras actividades que sirven para lo mismo, pero con matices. Para empezar, el ajedrez es un juego. Seguro que aprender japonés es magnífico para retrasar el envejecimiento cerebral, pero si el Gobierno de Gibraltar o el de España recomiendan mañana a todos sus ciudadanos que aprendan japonés, el fracaso está garantizado. Además, la infraestructura básica es muy barata; a pesar de que tiene más de1.500 años de historia documentada, encaja perfectamente con el siglo XXI porque es el único deporte que se puede practicar por internet. Mientras hablamos puede haber cientos, miles o millones de personas jugando al ajedrez por internet. Otra razón es que la Federación Mundial de Ajedrez tiene afiliados a 178 países, solo el fútbol y el atletismo tienen más. Si yo ahora, por ejemplo, entro en un bar de Dar es Salaam, capital de Tanzania, como me ocurrió, y hay un señor delante de un tablero de ajedrez con una silla vacía, te quedas mirando y te hace un gesto para sentarte…Estuvimos dos horas comunicándonos. Yo no hablo suajili y él no hablaba mi idioma, ni inglés, ni nada. Sin embargo, la comunicación entre nosotros fue intensa porque en Islandia, en Chile o en Nueva Zelanda se juega al ajedrez exactamente igual.
    Entonces, ¿desarrolla la empatía?
    La teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner dice que no tenemos una sola inteligencia, sino ocho, y tenemos argumentos irrebatibles para afirmar que el ajedrez desarrolla cinco de esas ocho. Antes te citaba la matemática y la lingüística. La visión espacial es obvio porque si me toca jugar en esta posición la posición que me interesa evaluar no es la que estoy viendo con los ojos, si no la que visualizo con la mente que puede producirse dentro de cuatro o cinco movimientos para decidir si me interesa o no llegar a esa posición. Quedan dos que tienen que ver con la pregunta: la intrapersonal y la interpersonal. La intrapersonal es que cuanto mejor me conozca a mí mismo, mejor jugaré al ajedrez porque mejor comprenderé cuáles son mis puntos débiles y mis puntos fuertes, a qué posiciones me interesa llegar y a cuáles no. Por ejemplo, una persona que huya de las complicaciones no va a jugar tácticamente provocando muchos líos, más bien buscará posiciones tranquilas. Por la misma razón, cuanto más sepa sobre ti, mejor jugaré contra ti porque prepararé la partida intentando llevarte a las posiciones que menos te gustan. Las otras tres inteligencias de Gardner son la musical, la corporal y la naturalista. Podríamos matizar en algún caso, pero en principio no se desarrollan con el ajedrez.
    ¿Las pistas sobre sí mismo que un jugador deja en una partida coinciden después con cómo es fuera del tablero?
    En algunos casos sí, pero hay un riesgo porque en otros casos lo que ocurre es que la persona utiliza el ajedrez como una válvula de escape, es decir, muestra en el ajedrez los sentimientos que tiene inhibidos en su vida normal. A veces ocurre que un tipo muy tranquilo cuando juega al ajedrez es un volcán en erupción, pero lo normal es lo contrario.
    ¿La imagen que se da del ajedrecista en el cine y la literatura se ajusta a la realidad o se tiende a mostrar más al genio excéntrico?
    Ahí tenemos la culpa los periodistas porque lo normal no es noticia. En ajedrez hemos hablado mucho de Fischer. Fischer fue quizá el jugador más carismático de todos los tiempos, pero por desgracia era también un enfermo mental. Fischer es justo el ejemplo de lo que ningún padre, madre o educador debería hacer con ningún niño o niña que muestre algún talento para algo, sea el ajedrez, el piano, el golf o lo que sea, es decir, permitir que no se desarrolle como ser humano y que no reciba una educación integral. Fischer abandonó el colegio a los 13 ó 14 años e incluso cuando iba a clase era como si no estuviera porque estaba obsesionado con el ajedrez y su vida hasta que fue muy mayor era solo ajedrez. Por lo que he hablado con psiquiatras, si hubiera tenido una educación integral su salud mental habría sido mucho mejor.
    Decía que la mayoría de los jugadores es como cualquier otra persona, lo que nos lleva a preguntarnos si hay lugar para la diversión en el torneo cuando acaba la jornada de partidas
    Sí, sí, hay lugar para todo lo que estás pensando…
    ¿Entonces hay congas de jugadores de ajedrez?
    Es cierto que un torneo es muy exigente en cuanto a tiempo y energía, pero los ajedrecistas son seres humanos, no son máquinas. Cuando acaban las partidas lo más normal es que el ambiente sea muy relajado. También depende de qué jugador estamos hablando y de con qué objetivo ha venido. Un profesional de alto nivel probablemente se relaje mucho menos hasta que acaba el torneo que el aficionado que ha venido aquí a pasárselo bien y a practicar su pasión. Te voy a poner un ejemplo. En la Olimpiada de Ajedrez, donde suele haber más de 150 países y se mezclan los mejores del mundo con aficionados de bajo nivel, los de bajo nivel pueden tener fiestas casi todas las noches; mientras que los de alto nivel cuando se desmadran suele ser en el día que se llama Bermudas Party. Lo organiza la delegación de Bermudas, incluso recomiendan ir en bermudas y es la noche anterior al día de descanso. Esa noche suele haber un desmadre muy generalizado e incluso se puede ver a algunos de los mejores jugadores del mundo bailando desenfrenadamente, bebiendo y, en fin, haciendo lo que hace uno en una discoteca.
    Conferencias, torneos, investigaciones…¿Le queda tiempo para escribir más libros?
    Estoy escribiendo dos. Uno sobre Magnus Carlsen y otro sobre las tres grandes “kas” del ajedrez, Korchnói, Karpov y Kaspárov, no solo como grandes jugadores de ajedrez, sino por el simbolismo político de cada uno de ellos en la Unión Soviética.