lunes, 26 de mayo de 2014

EL TÍTULO DE GRAN MAESTRO, UNA SINGULAR HISTORIA QUE CUMPLE UN SIGLO

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Esta es una crónica reminiscente. Pertenece a otro siglo, acaso a un tiempo que no fue hermoso ni su gente libre de verdad. Hace 100 años, para el Imperio Ruso, la práctica del ajedrez representaba algo más que un simple juego de guerra. Durante la dinastía Romanov, el zar Nicolás II llevó a cabo, con particular impronta, la celebración de un histórico certamen: el Torneo San Petersburgo 1914. Fue una competencia que dio origen a un reconocimiento indeleble: la creación del título de gran maestro de ajedrez; una bendición que partió del todopoderoso zar y que desafió el paso del tiempo a lo largo de toda una centuria sin que nadie se atreviera a modificarla. Nace la historia.

Tal vez, en la fatua y veleidosa forma de gobierno de Nicolás II, que fue entronizado de apuro y sin ablande en 1894, a los 26 años y tras la inesperada muerte de su padre Alejandro III, de 49, se encuentre la clave del porqué, hace exactamente un siglo y mientras un crispado clima social afectaba a buena parte del continente europeo, el zar aprobó, 60 días antes del inicio de la Primera Guerra Mundial -un conflicto que entre horrores y espantos causó 9 millones de muertos-, la realización de una competencia con motivo de los festejos por el 10° aniversario de la Sociedad de Ajedrez de San Petersburgo.

Fue así que entre el 21 de abril y el 23 de mayo, en el Club Liteiny Prospekt, se celebró el histórico certamen: San Petersburgo 1914; cuyo proyecto inicial incluía la invitación, con gastos de traslado, estada y honorarios pagos, para cada uno de los 24 mejores ajedrecistas del orbe.

Algunos como Amos Burn, Richard Teichmann o Szymon Winawer rechazaron el convite por cuestiones de edad, mientras que otros como Oldrich Duras, Geza Maroczy, Rudolf Spielmann, Savielly Tartakower y Carl Schlechter se excusaron ante la tensa relación que afectaba y amenazaba la paz entre el Imperio Austrohúngaro y Rusia.

Por ello, sólo 11 jugadores concurrieron a la cita: Emanuel Lasker (alemán), el campeón mundial; José Raúl Capablanca (cubano) y Akiba Rubinstein (ruso), los dos principales aspirantes al título; los rusos Alexander Alekhine y Aron Nimzowitsch, ganadores de los torneos Todas las Rusias en 1913 y 1914, respectivamente; otro ruso (Ossip Bernstein), el campeón norteamericano, Frank Marshall; el alemán Siegbert Tarrasch, los ingleses Isidor Gunsberg y Joseph Blackburne, y el francés David Janowski.

Cada sesión de juego se fijó en un máximo de 7 horas y media, ya que el ritmo de las partidas se estableció en 2 horas para las primeras 30 jugadas por rival, de otros 90 minutos para los siguientes 22 movimientos, y 15 minutos a finish. El torneo se disputó por round robin (todos contra todos) a una sola vuelta, y solamente los cinco mejores clasificadosaccedieron a la siguiente serie, en la que se enfrentarían a doble vuelta (partida y revancha) con cada rival.

Fue entonces cuando Nicolás II, personaje tímido, romántico e idealista, amante del teatro, la música y la navegación, dio la sentencia con alcance de poder real: "Los cinco mejores ajedrecistas recibirán el título de gran maestro de ajedrez, creado a partir de este momento por disposición del Imperio Ruso".

El 24 de mayo de 1914, tras el final de la competencia, los actores posaron para la foto, con la tabla de posiciones conformada de la siguiente manera: 1° Lasker, 13,5 puntos, 2°, Capablanca, 13, 3°, Alekhine, 10, 4°, Tarrasch. 8,5 y 5°, Marshall, 8.

Si bien la FIDE, el organismo rector de la actividad fue creada en París, en 1924, hasta mediados del siglo XX, y considerando que entre 1939 y 1945 el mundo fue sacudido por la Segunda Guerra Mundial, solamente estos cinco ajedrecistas mantuvieron esa condición única. Pero, en el Congreso de la FIDE en Yugoslavia, en 1950, se revalidaron los cinco títulos existentes y fueron reconocidos otros 27 jugadores, entre ellos el argentino Miguel Najdorf, con idéntica distinción. A partir de 1958 se establecieron los requisitos formales para alcanzar el título de gran maestro (ver aparte).

El ingreso de la tecnología en el mundo del ajedrez acortó las horas de estudios y aumentó la cantidad de jugadores titulados. Su ayuda provocó que se fueran batiendo récords de precocidad para tamaña hazaña. Bobby Fischer fue el más joven gran maestro, con 15 años, en 1958, pero el ucranio Sergey Karjakin, que obtuvo el título con 12 años y 7 meses, en 2002, es la nueva marca por vencer.

Hace un siglo en San Petersburgo se disparó la anécdota. La imposición del zar y la coronación de los primeros grandes maestros. Una historia singular, que resistió dos guerras y mantiene vivo el recuerdo.

el sistema para llegar, paso a paso

Basado en una fórmula matemática ideada, en 1962, por el profesor norteamericano Apard Elo, la FIDE ideó un ranking de puntos (a los que se los llamó Elo) para sus ajedrecistas.

A través de esta tabla, el jugador sabrá si con su actuación en un torneo consigue supera o no sus expectativas. Y, de acuerdo con ello, si ganará o perderá puntos (Elo) en el ranking.

Para la obtención del título es necesario, entre otras cosas, sumar como mínimo tres normas (cumplir las expectativas de un mínimo de puntos exigidos). Es decir, un jugador deberá sumar determinada cantidad de puntos en un torneo para que su actuación sea equiparable a la de un maestro y de acuerdo con ello irá acumulando normas; son necesarias tres en cada uno de los pasos para la obtención de la categoría siguiente.

jueves, 8 de mayo de 2014

PUBLIMETRO HABLÓ CON MAGNUS CARLSEN (23), CAMPEÓN MUNDIAL DE AJEDREZ

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Magnus Carlsen proviene de una típica familia, pero desde que aprendió a jugar ajedrez, a los cinco años, ha estado disfrutando de una carrera más notable que ha hecho del noruego el jugador más joven del mundo, a los 19 años se posicionó como el Nº1 en el ranking. El año pasado, Carlsen se coronó campeón mundial con tan sólo 22 años. Pero el prodigio también tiene la misión de hacer que los jóvenes se interesen mucho más por el ajedrez. En una entrevista exclusiva con Publimetro Internacional nos explica cómo es posible hacer esto.

El ajedrez es uno de los deportes más controvertidos del mundo por la forma de entrenamiento, ya que es más una capacidad mental que física. ¿Cómo mantiene su mente en forma?

-Creo que un error que tiene la mayoría de las personas es que piensa que el ajedrez no es un deporte físico. Para mí el ajedrez no es sólo capacidad mental, la forma física también es importante. Entreno resistencia, al igual que cualquier otro atleta. Sentarse durante horas, mantener la concentración y el enfoque requiere de estar en buena forma física. En cuanto a mantener mi mente en forma, siempre estoy pensando en el ajedrez, pero también trato de equilibrar eso con ciertas técnicas de relajación.

¿Qué ha aprendido de otros deportes? y ¿qué pueden aprender otros atletas del ajedrez?

-El ajedrez es toda una estrategia. Creo que en cualquier deporte la estrategia es lo importante. Por ejemplo, necesitas saber dónde estará ubicado tu compañero de equipo en el campo, así puedes poner la bola a tiempo. Anticiparse a tu oponente es igual de importante. Enfocarse en lo que podría ser su próximo movimiento, o cuál es su mejor opción, me parece, es (a menudo) la clave para ganar el juego.

Aunque usted tiene una larga carrera por delante, ya tiene una marca establecida, incluso su propia aplicación Play Magnus. ¿Cómo hace para elegir sus negocios y socios comerciales?

-Elijo mis actividades comerciales basadas en el objetivo de conseguir más gente alrededor del mundo para jugar ajedrez y mostrarles que es divertido. He desarrollado la aplicación  Play Magnus porque pienso que debe haber una nueva forma de ver el ajedrez: jugar contra uno mismo. Esperemos que todo el mundo disfrute la aplicación. Sé que los jóvenes pasan el tiempo en dispositivos móviles y quería estar seguro de conectarme con ellos.

Sus padres le ayudaron a hacer su carrera. Muchos prodigios cuyos padres actúan como sus directivos más tarde se rebelan, como el caso de Lewis Hamilton. ¿Cómo ha sido la relación con sus padres durante su crecimiento y ser extremadamente exitoso y rico?

-Mis padres han sido un gran apoyo a lo largo de mi carrera como ajedrecista, y aún lo son. No siento en absoluto que haya cambiado mucho. Siento que soy la misma persona todo este tiempo y soy muy cercano a mi familia. No creo que haya algo que cambie eso.

El ajedrez es obviamente un juego honrado, pero ¿usted siente que puede traer innovación al deporte?

-No es tarea fácil llevar la innovación a un deporte tan tradicional, pero eso es lo que estoy intentando hacer con mi compañía Play Magnus. Siento que si sigo tratando de que la gente vea el ajedrez como algo divertido, vamos a ver a más jóvenes practicarlo.

Le escuché que le gusta jugar anónimamente vía online, superando a los ingenuos principiantes ¿Por qué?

-Yo no juego contra ingenuos principiantes, pero a veces juego online contra desprevenidos expertos. Normalmente estoy con amigos que están deseosos de obtener unos puntos extra y raramente rechazo un juego de ajedrez.

Nueva York y Washington tienen mesas de ajedrez al aire libre donde la gente común puede sentarse y jugar. Imagínese si usted pudiera jugar en estas mesas. ¿Lo haría? Aunque sólo fuera para observar las reacciones de la gente. 

-Lo hacía. Jugué un par de juegos y mi oponente no jugaba nada mal.