Masividad y éxitos del Ajedrez en Cuba.
Por el GM Reinaldo Vera
Es evidente que solo una gran masividad en la práctica del ajedrez garantiza triunfos competitivos de manera regular. ¿Cómo se logra masificar el ajedrez? ¿Qué lementos caracterizan la masividad en un país?. ¿Cuáles favorecen su desarrollo?
En el caso concreto del Ajedrez en Cuba, veremos como se ha comportado esta relación masividad-éxitos a lo largo de su historia, desde los primeros movimientos sobre el tablero, realizados por un grupo de oficiales españoles en la villa de San Salvador de Bayamo en el año 1518, hasta las multitudinarias simultáneas de más de 13000 tableros realizadas este mismo año en la Ciudad de Santa Clara y los éxitos obtenidos por los jóvenes cubanos en los últimos años, en especial el 5to lugar alcanzado por Leinier Domínguez en el recién finalizado campeonato mundial.
No solo la masividad cuenta, para lograr resultados deportivos es necesario tener una estructura de entrenamientos y competencias. La pirámide deportiva cubana, su organización , sus niveles y escuelas especializadas, son pieza clave en todos estos éxitos.
Aunque prescindible, uno de los elementos que más ayuda a fomentar la práctica y la masividad del Ajedrez en un país, es su tradición e historia. No cabe dudas que Cuba ha gozado de este privilegio. Los inicios del Ajedrez en suelo cubano se remontan al año 1518 y su práctica (aunque minoritaria) se hace patente en las ciudades de la Habana y Bayamo a partir del año 1826.
Los principales próceres de la Patria cubana jugaron al Ajedrez: Carlos Manuel de Céspedes (El Padre de la Patria) tradujo del francés “Las leyes del juego de Ajedrez”, José Martí también jugaba, e incluso se conserva una partida suya. Otros destacados patriotas como Antonio Maceo , Perucho Figueredo, Juan de Jesús de Fornaris, etc, jugaban Ajedrez.
El hecho de haber tenido la primera revista especializada en ajedrez de Latinoamérica y de efectuarse en Cuba 2 campeonatos mundiales antes del surgimiento del fenómeno Capablanca, son factores que facilitan y sirven de base al desarrollo de un movimiento de generalización del conocimiento del Ajedrez.
Las figuras destacadas devenidas en símbolos, son igualmente un componente de peso.
El hecho de contar en nuestra historia con el 3er Campeón Mundial, nuestro José Raúl Capablanca, considerado uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos y la figura de Ernesto “Che” Guevara (quien recibiera el título de Caballero de la FIDE), y fuera el motor impulsor del ajedrez cubano a partir de 1959 fueron dos factores de incalculable importancia.
Adentrándonos en la relación masividad-resultados, hay que destacar que el propio Capablanca surge y se desarrolla en un medio propicio, pues La Habana , con sus dos campeonatos mundiales, las visitas de Morphy y su revista de ajedrez mensual, era a partir del 1840 “El Dorado del Ajedrez” como calificó el propio William Steinitz al Club de Ajedrez de la Habana de aquel entonces. El desarrollo de Capablanca se completa en los salones del Manhattan Chess Club de Nueva York, donde con solo 17 años tiene ya la oportunidad de jugar contra el entonces Campeón Mundial Enmanuel Lasker a quien derrotaría 15 años más tarde disputando el cetro mundial .
Antes del triunfo de la Revolución cubana de 1959, la isla contaba con poco desarrollo ajedrecístico. La creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y al mismo tiempo de la Comisión Nacional de Ajedrez dieron inicio a una nueva etapa. Esto unido a la afición del Comandante Ernesto Che Guevara y su visión al expresar “El ajedrez tiene que ser masivo” fueron los pilares del futuro desarrollo que ejecutó brillantemente el primer Comisionado Nacional el árbitro Internacional José Luis Barreras. Se publicó el libro “Ajedrez Elemental” del propio Barreras, las simultáneas se ponen de moda en el país, se inició una labor divulgativa sin precedentes que incluía la publicación de una crónica de Ajedrez en los diarios de mayor tirada nacional. Los años 60 fueron un ejemplo de masificación que tuvo su máxima cuota con la celebración en 1964 del 4to Capablanca in Memorian en el que el norteamericano Robert J. Fischer participó vía telefónica desde Estados Unidos y la celebración de la XVII Olimpiada Mundial en la Habana entre octubre y noviembre de 1966 y su simultánea record mundial de 6840 participantes. Todo este movimiento de base y promoción se ve premiado con los éxitos cubanos en la década del 70, donde surgen un grupo de Maestros Internacionales y ya en 1975, nuestro primer Gran Maestro : Silvino García.
De los 60 a los primeros años de este siglo mucho se ha logrado, y hoy Cuba cuenta entre otras cosas con un programa de Ajedrez por televisión, varios torneos de importancia internacional, se imparten clases de forma progresiva en todas las escuelas del país, los mejores jugadores del patio ofrecen simultáneas a lo largo de toda la isla y el gobierno coloca al Ajedrez como pieza indispensable para el desarrollo de la inteligencia del pueblo.
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