domingo, 13 de octubre de 2013

EN BUSCA DE UNA ESTRELLA

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En Londres y en abril, un noruego de 22 años andaba a los saltos por el Támesis. Magnus Carlsen (foto), el jugador de ajedrez mejor clasificado del mundo (y modelo de G-Star RAW, una firma de moda) había ganado el derecho a disputar el Campeonato Mundial de Ajedrez en la India el próximo mes.

Su batalla contra Viswanathan Anand, de 43 años de edad, indio y campeón del mundo desde 2007, era un espectáculo muy esperado. Los organizadores vieron la oportunidad de convertir un deporte sufrido en una marca global.

Ya pasaron los días en que el mundo se detenía por el ajedrez profesional. Millones vieron como un estadounidense, Bobby Fisher, venció a un soviético, Boris Spassky en 1972. En la década de 1990, un par de partidas entre Garry Kasparov y Deep Blue, una computadora, revivió algo de aquel suspenso. Pero a pesar de un auge en el juego de aficionados, el ajedrez de alto nivel se ha vuelta a un era oscura con problemas por disputas y un liderazgo excéntrico.

Los entusiastas vislumbran un regreso. El año pasado Andrew Paulson, un hombre de negocios londinense, compró los derechos para las partidas más importantes incluyendo el duelo de noviembre. Por 500.000 dólares, la Federación Mundial de Ajedrez (FIDE) le garantizó a Paulson licencias de exhibición y marketing por una década y la posibilidad de hacerlo un emprendimiento redituable.

El juego en sí tiene un montón de fans. Un sondeo en cinco países realizado por YouGov, un empresa de encuestas, encontró que más de dos tercios de los adultos lo jugaron al menos una vez. La FIDE dice que 605 millones lo hacen seguido. En la India, donde Anand es un héroe nacional, casi un tercio de los adultos afirman jugar cada semana. Internet y los teléfonos inteligentes significan novatos ya no necesitan un amigo para jugar.

Susan Polgar, un gran maestro húngaro-estadounidense, dice que cerca de 35 países incluyen el ajedrez en los programas escolares. Miembros de la FIDE incluye asociaciones en 178 países, frente a los 90 o más en la década de 1970. Esto ha reducido el predominio de los competidores profesionales procedentes de Rusia y ex repúblicas soviéticas. Hou Yifan, de 19 años y de China, ganó el campeonato mundial femenino el 20 de septiembre. Carlsen podría convertirse en el primer campeón mundial de Europa occidental desde 1937.

Una complicación para elevarle el perfil ajedrez es que verlo jugar es menos divertirlo que jugarlo. Un solo partido puede durar seis horas; su momento más emocionante podría ser un giro estratégico conocido como la variación yugoslava de la siciliana. "El buen ajedrez termina en tablas", dice Maurice Ashley, un gran maestro estadounidense.

Una opción es que los partidos no duren más de media hora, las partidas breves son muy vistas en internet, pero no es una solución querida por los jugadores. Por ahora se espera que un gran maestro joven y con pinta de modelo puede llegar a ayudar. (The Economist)
 

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