sábado, 2 de marzo de 2013


EL AJEDREZ Y EL PREMIO NOBEL DE ECONOMIA

Por Jorge Laplaza


Cuando los grandes titulares de los  principales  diarios  anunciaron  el  12 de octubre 
de 1994 que dos  científicos  norteamericanos  y un  alemán compartieron el Premio Nóbel 
de Economía por un trabajo basado en el ajedrez muchos fueron los sorprendidos. 

Esta  relación  entre  el  proceso  de  toma  de  decisiones  en economía y en el juego, 
hizo  que  nuestro  juego  disfrutara  de  una  significación  inesperada. Saber decidir 
mediante  un  proceso  organizado  los  factores  determinantes  de  la  economía  y del 
éxito  de  las  empresas  parece  ahora  ser  un  bien. Quienes  miran  los procesos del 
ajedrecista  desde  adentro  o  desde  afuera, se  dan  cuenta  de que, sin entrar en la 
obsesión deportiva, el  ajedrez  es  un  paradigma  de  una  búsqueda científica de gran 
valor: las estrategias de interacción y el manejo de variables por la opción mejor. 

Nuestro  juego  participa, no de  ahora, en estas hipótesis de estudio científico de las 
cuales somos, a veces, los convidados de piedra.


John Harsanyi, Reinhard  Seiten  y  John Nash  recibieron el Premio Nobel de Economía  1994 
por haber elaborado una teoría que sirve para explicar el funcionamiento de las  relaciones 
entre empresas competidoras. Basándose en la Teoría de los juegos sociales, que no dependen 
de  decisiones  sentimentales, si  no  más bien racionales, Nash propuso lo que se llama la 
"fórmula  de  equilibrio  Nash" que  en la teoría económica hace depender de la información 
que se  recibe  del  oponente, el  posicionamiento  para la competencia y la decisión sobre 
estrategias de acción. Selten  y  Harsanyi, por  su parte, adecuaron las fórmulas hacia una 
mayor adaptación a la realidad del mercado. 

¿Qué es la teoría del juego?. Desde  el  punto  de vista  económico-matemático, se trata de 
cualquier  situación  interactiva  en la que una o más  personas comparten el control de un 
grupo  de  variables  y  en  la  que  cada  uno  debe alcanzar decisiones en relación a las 
actividades o posiciones del conjunto. El  éxito  de  cada  individuo  está determinado, no 
sólo  por  la  acción  propia, sino  por  la del grupo. Se trata de establecer una ganancia 
para  determinar  el valor de lo realizado. Y ésta se mide matemáticamente para analizar el 
comportamiento  en  las  decisiones  y  optimizarlo. Se asume que el resultado debe ser una 
magnitud verificable (en dinero, gozo u honores) y el juego se resuelve cuando uno gana. 

O, aunque parezca obvio, no pierde. El juego cumple su objetivo si los planes desarrollados 
(o los movimientos) conforman  una  estrategia razonable en pos de los fines fijados por un 
reglamento  u  otras normas convenidas. Un factor decisivo para ello, es la información que 
uno  de  los  que  juegan  tiene  sobre  los  movimientos  del otro. Los juegos llamados de 
información  perfecta  (las damas, el ajedrez, el ta-te-ti) se  diferencian de los demás en 
que en cada situación el jugador tiene, para decidir, toda la información de los movimientos 
pasados y de los  que  en hipótesis  dispone su oponente. La victoria, o la posición óptima, 
debe ser claramente conocida, lo que se define con  la expresión de "juegos de suma cero" y 
que deben ser finitos. El  ajedrez  lo es, ya  que se sabe que su cantidad de posibilidades 
distintas es un número enorme pero capaz de ser conocido perfectamente (en el ajedrez, para 
una  partida  de  sólo  40  movidas,  existen  25x10  a  la  115  posibilidades  diferentes 
de realizarla).  

La  toma  de decisión, considerando los movimientos del oponente en un equilibrio definido, 
es parte del estudio y también del claro aprendizaje que existe en el juego del ajedrez.  

Los  estudios  precursores  de  von Neumann permitieron dar fórmulas matemáticas vinculadas 
al juego. Así, quienes conocen algo de la teoría del juego, esgrimirían fundadas y numerosas 
razones de  beneplácito por estas causales del premio Nobel. Es aplicar el juego, un modelo 
comparativo  y  anticipador, para  llevar  su  experiencia  a la toma de decisión en campos 
similares de comportamiento.

El juego, despreciado  en  buena  parte de  nuestra sociedad "seria",  a consecuencia de una 
equivocada educación, tiene el altísimo valor de enseñar, de mostrar los caminos. Leemos que 
Platón, en  "Las Leyes", devela  el  misterioso  significado.  El  juego, dice,  depende del 
respeto  de  leyes, preceptos  y  conductas  que  sólo su efectivo cumplimiento  en sociedad 
permiten jugarlo. 

Compara esto a  la educación del ciudadano para que éste, cumpliendo estas normas aprendidas 
jugando, las transfiera a su comportamiento político. Cuando habla del valor del juego (" el 
juego de los niños es el factor  determinante en la formación del perfecto ciudadano") busca 
proponer  modelos  desde  la  infancia para el ejercicio responsable de la adultez. "Un buen 
arquitecto, es  preciso  que  se  entretenga  desde  los primeros años en construir pequeños 
castillos" o "es necesario que los infantes se ejerciten, jugando, en los pequeños cálculos, 
repartir  manzanas  equitativamente ..., estos  pasatiempos  los obligarán a  recurrir  a la 
ciencia  de  los  números  y  en  lo sucesivo podrán dividir un campo, ordenar un ejército o 
administrar bien sus negocios".  La  idea es, entonces, obtener  modelos  de comportamientos 
progresivamente  complejos  desde  la  infancia. Los  modelos  económicos  son efectivamente 
problemas de intrincada solución. Las  variables que "entran en juego" preocupan a todas las 
comunidades  en  todo  el  mundo.  Decidir  óptimamente  sobre  ellas  es el motivo. Que los 
investigadores hayan concluído que el ajedrez les dio  la posibilidad de encarar y aplicar a 
la  economía  un  sistema  de  análisis  con  de variables que interactúan entre sí, es sólo 
producto de entender qué es lo que proporciona el ajedrez. Y otros juegos también. El ajedrez 
obliga  a  "divertirse", a  gozar (base  sustancial  de  la  identidad  del juego). Y en esa 
aparente irresponsabilidad de la diversión, del placer, se  crean  modelos nuevos. El modelo 
de pensamiento que el ajedrez propone: el análisis de variantes, su optimización, el  factor 
que hace decidir por "la mejor", la forma de munirse de la información teórica, el desarrollo 
de la imaginación con patrones de ganancia, la técnica de la transformación sucesiva de las 
ventajas, la previsión sobre las respuestas del oponente, las condiciones sicológicas que se 
ponen en juego durante la competencia,  nos hacen pensar en la validez del ajedrez. Entonces, 
que el nuestro juego haya sido promocionado  por este precursor estudio  económico,  nos debe 
conmover a muchos ajedrecistas. Estamos siendo evaluados. Nuestra  producción  sugiere ideas 
en otros campos. Los modelos de análisis, puede dar luz a numerosos e intrincados andariveles 
del futuro. 

- Al retomar este artículo para que pueda  servir  de  base a un estudio pedido recientemente 
en una cátedra universitaria de Economía, reflexionaba  sobre  qué  poco  se imponen nuestros 
ajedrecistas y , los de todo el mundo, el  agruparse  para  considerar  más profundamente los 
fundamentos sociales de la actividad  en que están involucrados. Si  no  hay  pensadores  del 
ajedrez, hay que estimularlos ofreciendo campos para la discusión, foros para la investigación 
o dineros para que, observando la actividad del ajedrecista, ésta, su digna profesión de jugar, 
intervenga más directamente en la influencia necesaria que puede brindar en  sociedad con otras 
disciplinas al progreso de la educación y del conocimiento. J.L. junio de 1998.

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