viernes, 18 de enero de 2013


El misterio de Bobby Fischer se suma la identidad de su padre

El ex campeón mundial de ajedrez, a diferencia de su estrategia de juego, tuvo una vida caótica y llena de misterios

Bobby Fischer se retiró del ajedrez en sus últimos años y destacó por declaraciones polémicas (EFE Archivo).
Bobby Fischer se retiró del ajedrez en sus últimos años y destacó por declaraciones polémicas (EFE Archivo).
Lo más importante
  • La vida personal del genio del ajedrez Bobby Fischer fue complicada y misteriosa
  • El cuerpo de Bobby Fischer fue exhumado para investigar si es el padre de una niña que ahora tiene 9 años
  • Hay muchas interrogantes sobre el verdadero padre de Fischer
  • El gran maestro dejó de jugar ajedrez competitivo por completo, pero nadie sabe por qué

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El ajedrez es una lucha, un drama. Involucra espacio y tiempo y fuerza, y esos son intereses humanos esenciales
Shelby Lyman
(CNN) — Bobby Fischer fue un maestro de ajedrez, un hombre que alguna vez pareció el epítome del control. Pero con frecuencia, la vida personal de Fischer fue caótica y estuvo marcada por el misterio.
Uno de esos misterios parece tener particular relevancia esta semana: su cuerpo fue exhumado en Islandia para cumplir con la demanda de prueba de paternidad en la que se alega que Fischer, que murió a los 64 años en enero de 2008, es el padre de una niña de 9 años.
El periodista de Los Ángeles Times Peter Nicholas y su esposa, Clea Benson, también periodista, pasaron muchos años investigando la vida de Fischer, escudriñando sus registros públicos y realizando decenas de entrevistas con las personas que conocieron a la familia Fischer, descubriendo, entre otras cosas, que a Bobby se le mintió la mayoría de su vida sobre quién era su verdadero padre.
El año pasado, Nicholas escribió un artículo sobre Fischer en el Timesdetallando la complicada y controversial vida del genio.
“Era una estrella cuando yo era un niño; era Fonzi y John Travolta envueltos en uno”, le dijo Nicholas a CNN. “Me encantaba el ajedrez, y él personificaba el juego. Cuando me volví periodista, sabía que tenía que usar mi técnicas para tener una visión cercana de él”.
Contra los soviéticos y contra Dios
El periodista volvió a generar la euforia que se tomó a Estados Unidos en 1972 cuando Fischer le arrebató el Campeonato Mundial al ruso Boris Spassky. La victoria le dio al joven y apuesto chico de Brooklyn fama internacional, una notoriedad que a veces inflaba un ya ego grande.
Fischer le dijo a Shelby Lyman, un comentarista de ajedrez de esa partida de 1972, que le gustaría jugar contra Dios.
“El bromeó diciendo que probablemente terminarían empatados”, le dijo Lyman a CNN. Bobby dijo que solamente le explicaría a Dios: “Mira, tú tienes tu dominio, y yo tengo el mío”.
Aparte de las bromas, Fischer se sentía sumamente incómodo con el estrellato. Era un excéntrico tímido dado a declaraciones de bicho raro; él prefería ser enterrado en un libro que presentado en una portada de revista.
“Odiaba a los periodistas”, recordó Lyman. “Destetaba ser el centro de atención”.
Aunque Fischer residía en Nueva York en el punto más alto de su carrera, cuando cada experiencia era suya para que la aprovechara, él prefería comer en restaurantes de cadena y desaparecer en el anonimato de Greenwich Village.
Lyman una vez se pasó un día entero caminando en el Village con Fischer. En un punto, Fischer le preguntó a Lyman: "¿Debo ir a la universidad?".
“Yo quedé sorprendido. Ésta era una de las mentes más brillantes de la historia, y estaba preocupado por un título universitario”, dijo Lyman. “Yo asistí a Harvard, y eso no me hizo un campeón mundial”.
“Creo que Bobby siempre estaba buscando a alguien que lo ayudara a guiarse, una figura paternal, quizá”.
Criado por una madre soltera
Fischer fue criado por una madre soltera, Regina Fischer. Ella era una médica que viajaba por el mundo y que había trabajado en Moscú. Para la época, eso significaba que era un objetivo de investigación del FBI deJ. Edgar Hoover, que cazaba constantemente a los comunistas en Estados Unidos.
El periodista Nicholas se dio cuenta de esto e hizo una petición un Acto de Libertad de Información al FBI.
Fue un salto al vacío. Pero dio sus frutos. Muchos.
El proyecto personal de Nicholas y de su esposa reunió casi mil páginas de documentos del FBI sobre Regina Fischer.
Una judía europea que había migrado a los Estados Unidos siendo niña, Regina Fischer era sospechosa de ser una espía de los soviéticos. Por falta de evidencia, el FBI cerró su archivo en los setenta, según dicen los periodistas.
“Leían su correo. La confrontaban en la calle”, cuenta Nicholas. “La acosaban. Entrevistaban a sus vecinos”.
Los documentos les dieron una luz fantástica sobre crianza de Bobby.
Regina trató de crear un hogar amoroso para sus hijos. Ella crió a Bobby y a su hermana mayor, Joan, en un pequeño apartamento de Brooklyn. Fue Joan la que le enseñó a Bobby a jugar ajedrez.
Los misterios de la paternidad de Bobby Fischer
Regina les dijo a sus hijos que su padre era el biofísico alemán Gerhardt Fischer. Ella se divorció de Gerhardt y él desapareció del cuadro cuando Bobby era un bebé. Los documentos del FBI, según el artículo de Los Angeles Times, sugiere que el verdadero padre de Bobby Fischer era Paul Felix Nemenyi, un físico judío húngaro, hallaron los periodistas.
Regina quedó embarazada de Bobby cuando Gerhardt estaba por fuera del país, según muestran los documentos. Y Regina estaba estudiando en Colorado el mismo tiempo que Nemenyi enseñaba allí, aunque en una escuela diferente.
Regina nunca reconoció públicamente que no había dicho la verdad sobre el padre biológico de Bobby. Pero ni Nicholas ni su esposa pudieron determinar con certeza por qué pudo haber mentido.
“Puede haber sido porque se sintió avergonzada de que el mundo supiera de que había quedado embarazada de un hombre con el que no estaba casada”, dijo Nicholas. “En esa época, eso generaba un estigma muy grande”.
La relación de Regina con su hijo era compleja, informaron los periodistas en el Times.
A ella le preocupaba, como a cualquier padre, que estuviera muy enfocado en una sola cosa. Ella quería que su hijo fuera exitoso en ajedrez, pero no a costa de los otros placeres de la vida. Su hijo tenía un temperamento particular, y su pasión por el ajedrez podía generar una volatilidad errática”.
“Cuando él tenía 16, ella y Bobby se pelaron, y Bobby le dijo a la gente que él la había echado del apartamento”, dijo el periodista. “Fue una escena triste. Ella lo dejó con los platos sucios y las hormigas”.
Para ese momento Joan estaba casada y no vivía en casa. Bobby estaba sintiendo su poder. Ya era famoso. A los 13, Fischer, le ganó a uno de los mejores de Estados Unidos, el profesor estadounidense Donald Byrne, en una partida que fue llamada “El juego del siglo”.
Conquista el mundo del ajedrez, y luego de retira
“El ajedrez es una lucha, un drama. Involucra espacio y tiempo y fuerza, y esos son intereses humanos esenciales”, dijo Lyman. “Una vida entera es una serie de preguntas de opción múltiple, y eso es lo que es el ajedrez. Ahí teníamos a un chico que le mostraba eso a los adultos”.
Empezando a los 14 años, Fischer ganó Campeonatos Nacionales en Estados Unidos. A los 15 se volvió el gran maestro más joven del juego.
En 1972, le ganó a Spassky.
“Fue considerado la mejor arma de Guerra Fría contra los rusos”, dijo Lyman.
Después sigue un gran hoyo negro en la biografía de Fischer. Se salió de le escena pública por los siguientes 20 años y dejó de jugar ajedrez competitivo por completo. Nadie sabe realmente por qué.
Volvió del retiro en 1992 en la revancha de Spassky.
La partida se jugó en Yugoslavia y Fischer ganó de nueva cuenta.
Fischer nunca volvió a Estados Unidos y vivió en diversos países, incluyendo Hungría, Japón y Filipinas. Cuando regresó a los titulares de prensa en sus últimos años, fue por hacer extrañas declaraciones antisemitas, como negar el Holocausto, y elogió el terror de los ataques del 11 septiembre.
“Tenía arranques emocionales. Las personas se enfocan en algunas de las cosas que dijo y que fueron molestas”, dijo Layman. “Pero Bobby Fischer era más que ajedrez: su originalidad iba mucho más allá del juego".
“El Bobby Fischer que yo conocí era un sujeto muy feliz, un hombre que brillaba”, agrega. “Nunca habrá nadie más grande, una figura de un pasado turbio”.
"Si le tuviera que decir algo, creo que le diría: 'Te extraño Bobby. Eras único'”.

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