Hace unos dos mil años la humanidad inventó un gran juego que hoy atrae a millones de personas de todo el planeta, y el honroso título de campeón del mundo en este tipo de deporte le da a su portador un estatus casi visible a los ojos de la gente que le rodea. Se trata del ajedrez.
Se lucha en campeonatos por la victoria en el ajedrez desde 1886 y se puede decir sin exagerar que son los jugadores soviéticos y rusos quienes han aportado más al desarrollo del periodo moderno de la historia del ajedrez.
Historia del ajedrez
Existe en el mundo una cantidad sin fin de suposiciones y leyendas acerca de la procedencia del ajedrez, pero los expertos coinciden en que fue un matemático indio el que inventó el juego más famoso de todos los tiempos hace más de veinte siglos y lo llamó “chaturanga”, lo que, traducido del sanscrito, significa “cuatro tipos de ejércitos”: carrozas, elefantes, caballería e infantería. El juego empezó a extenderse velozmente por todo el mundo, de la India llegó a Persia y después de que el Imperio persa fuera conquistado por los árabes, los conquistadores llevaron el ajedrez a España. Poco después, la pasión ajedrecística se apoderó de toda Europa.
El juego cautivó a todos, desde reyes hasta gente común, lo que se explicaba también por lo baratas que resultaban las piezas de ajedrez, que al principio se hacían de barro cocido.
El nombre moderno del juego, "ajedrez", llegó al español a través del árabe, que lo tomó del pelvi (de Persia), que a su vez lo había tomado del sánscrito "chaturanga". La expresión "jaque mate" proviene del persa "shâh mâta", que literalmente significa "el rey está atrapado", frase que refleja el objetivo final del juego y da origen al término ruso para ajedrez: shájmaty
Desde finales del siglo XVI empezaron a realizarse todo tipo de torneos en países de Europa. La primera partida internacional de la historia del ajedrez se considera el encuentro entre los españoles Ruy López y Alfonso Cerón y los italianos Giovanni Leonardo y Paolo Boi que tuvo lugar en 1575 y terminó con la victoria de los jugadores italianos.
A Rusia este juego llegó desde Oriente por las rutas comerciales a través de Jazaria, y durante la época de
Pedro I ya se jugaba al ajedrez en todo el país.
Primeros campeones
En el siglo XIX los grandes torneos internacionales empezaron a realizarse en diferentes ciudades del mundo, y en 1886 en los Estados Unidos tuvo lugar la primera partida mundial oficial de ajedrez entre el praguense Wilhelm Steinitz, que luego obtendría la ciudadanía estadounidense, y el alemán Johannes Hermann Zukertort. Como resultado de esta partida, el mundo conoció al primer campeón de ajedrez: Wilhelm Steinitz.
Enseguida surgió la pregunta: ¿Por qué el campeón del mundo se determinó en una partida entre dos candidatos y no en un gran torneo? Quizá estuviera relacionado con la dificulatad de desplazarse a grandes distancias en el siglo XIX, por eso fueron las partidas bilaterales las que se hicieron tan populares, aunque ese tipo de elección del rey del ajedrez no fuera muy objetivo.
Después de la victoria sobre Zukertort, Steinitz ganó tres partidas más por la corona de ajedrez: en 1891, en Nueva York, ganó a Isidor Gunsberg y dos veces (en 1889 y en 1892 en La Habana) a Mijaíl Chigorin. En 1894 Steinitz cedió el título de campeón del mundo al perder la partida contra el ajedrecista alemán Emanuel Lasker. Hubo también muchos otros candidatos al trono del ajedrez, entre ellos estaban el redactor y editor de una revista ajedrecística alemana Siegfried Tarrash, el ruso Akiba Rubinshtéin y el estadounidense Harry Pillsberry. Pero Lasker supo aprovecharse de la imperfección del sistema ajedrecístico mundial y solo en 1921, tras reinar durante veintisiete años, cedió su título al joven diplomático cubano José Raúl Capablanca.
¿Qué aportó Capablanca al mundo del ajedrez? Indudablemente, el mérito del jugador cubano consiste en que oficializó las bases del reglamento de los torneos de ajedrez, aquellas que, de hecho, fueron creadas por Lasker. En 1922, Capablanca publicó el famoso “Programa de Londres”, que en realidad era un reglamento para celebrar los torneos por la corona. Entre los puntos clave del programa estaban los siguientes: el torneo dura hasta el sexto partido ganado; el campeón del mundo debe defender su título a lo largo de un año desde que acepta la invitación al partido de revancha; el campeón mundial no puede ser obligado a defender su título si la fundación de premios no llega a diez mil dólares.
Muchas personas enseguida acusaron al tercer campeón mundial de que solo algunos pudiesen encontrar patrocinadores para la celebración de tales torneos. Pero seis años después apareció una persona que pudo. Era el legendario jugador de ajedrez ruso Alexandr Alejin. Para conseguir patrocinadores tuvo que abandonar su país natal. En 1927, en Buenos Aires se disputó el campeonato de ajedrez entre Alejin y José Raúl Capablanca, en el que el jugador cubano sufrió una gran derrota inesperada para él. Poco antes, Capablanca había sido considerado el favorito del torneo. Pero una tensa lucha, que duró dos meses, terminó con el triunfo de su opositor. Así, Alexandr Alejin fue proclamado cuarto campeón mundial. El genial jugador de ajedrez, creador de obras maestras de este deporte, no pudo evitar compartir la suerte de sus predecesores y se involucró activamente en la lucha política del ajedrez, que en un futuro próximo experimentaría un gran auge. Por todos los medios posibles Alejin no solo rehusaba participar en los torneos con aspirantes a la corona, sino que utilizaba su enorme influencia para evitar que los competidores que no le convenían participasen en los torneos. Acabó sin jugar el partido de revancha contra Capablanca evitando hablar de este tema, y en 1935 aceptó la invitación del maestro holandés Max Euwe, contando con obtener un fácil triunfo.
Euwe ni siquiera había ganado nunca la medalla de plata en grandes competiciones, pero era casi un héroe nacional en su país. La rica Holanda encontró fondos para organizar el torneo del más alto nivel. Fue un milagro: sin habérselo esperado, Euwe se convirtió en el quinto campeón mundial de ajedrez, aunque su triunfo duró solamente hasta 1937, cuando Alejin consiguió una firme victoria.
Mientras tanto, a finales de los años treinta, otro jugador soviético, Mijaíl Botvínnik, se convirtió en un pretendiente real a la corona. Como siempre, las negociaciones se demoraban, y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial impidió la celebración del torneo entre Alejin y Botvínnik. En 1946 el primer campeón del mundo Alexandr Alejin murió invicto y el mundo quedó sin campeón de ajedrez.
La escuela soviética
A pesar de las enormes pérdidas de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, el país pudo mantener el gran potencial de ajedrez creado anteriormente, y desde los años cuarenta el país contó con los jugadores de ajedrez más importantes del mundo.
En la historia del ajedrez llegó una nueva época: la época de la escuela ajedrecística soviética. Un desarrollo tan veloz de la escuela soviética fue solo posible gracias al gran apoyo oficial. Se sabe que los documentos más importantes acerca de los eventos ajedrecísticos de relevancia los revisaba y aprobaba
Stalin en persona. El ajedrez poco a poco se convirtió en el juego más popular en Rusia. Millones de adultos y niños de todo el país asistían a clases y jugaban en clubes de ajedrez. A la popularización del ajedrez en la URSS se dedicaron conocidos jugadores y fue el propio Mijaíl Botvínnik quien hizo la mayor contribución en el establecimiento y el desarrollo del sistema ajedrecístico soviético.
Tras el congreso de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) de 1947 se acordó organizar en La Haya y en Moscú un torneo circular para el título del campeón del mundo en el que participarían cinco candidatos: Mijaíl Botvínnik, Vasili Smyslov y Paul Keres de la Unión Soviética, el estadounidense Szmul Rzeszewski y el holandés Max Euwe. Mijaíl Botvínnik se convirtió en el ganador definitivo y el sexto campeón del mundo en mayo de 1948.
Con pequeños intervalos, este gran práctico y teórico del ajedrez se mantuvo en la cima mundial hasta 1963. Solo dos veces, y solo hasta los partidos de revancha, cedió el gran título primero a Vasili Smyslov y luego a Mijaíl Tal. En 1960, en el curso de una intensa competición también le arrebató durante un año el título de campeón el joven maestro de Riga Mijaíl Tal.
Mientras tanto, los torneos entre los candidatos continuaban. Según las nuevas reglas de la FIDE se cancelaron los partidos de revancha y el tiempo de la posesión del título de campeón sin necesidad de conformarlo se redujo a tres años.
En 1962, en la isla de Curazao, Tigrán Petrosián, procedente de Ereván, el cual ya llevaba mucho tiempo en la élite ajedrecística mundial, obtuvo el derecho de jugar con Botvínnik, al que ganó en la partida final que tuvo lugar en Moscú en mayo de 1963 por 12,5 puntos contra 9,5. Petrosián permaneció seis años en la cima hasta que en 1969 le cediera el título a Borís Spasski, el cual, tres años después en Reikiavik jugando contra Robert Fisher, conmovió a todo el mundo del ajedrez (¡y no solo!) con su dignidad y corrección política. Por culpa de Fisher la partida empezó con unos días de retraso y Borís Spasski tenía pleno derecho a negarse a jugar y conservar así automáticamente el título tres años más, pero no se aprovechó de la situación y en justa lucha perdió el título de rey ajedrecístico. Por primera vez en el periodo de posguerra no fue un ajedrecista soviético el campeón. Este cambio de los hechos fue un verdadero golpe para la comunidad ajedrecística soviética. Había una urgente necesidad de mejorar la situación.
En ese momento, uno de los jugadores más fuertes del mundo, que había ganado el ciclo de aspirantes, Anatoli Kárpov, estaba dispuesto a enfrentarse al estadounidense para competir por el trono del ajedrez. Inesperadamente para todos, Robert Fischer se negó a competir con el joven jugador soviético, y Anatoli Kárpov, sin luchar, fue declarado duodécimo campeón del mundo de ajedrez.
Pero Robert Fisher entró en la historia del ajedrez no solo como el undécimo campeón del mundo, sino también como un gran reformador, cuya influencia hizo a la FIDE cambiar las reglas de la lucha por la corona de ajedrez: a partir de entonces el campeón del mundo volvía a tener el derecho a la partida de revancha, el ciclo del campeonato se redujo a dos años, y la partida de la final por la corona de ajedrez se limitó, o sea, se jugaba hasta seis victorias, sin restricciones en el número de partidas.
Durante más de diez años, Anatoli Kárpov fue el campeón indiscutible del ajedrez mundial tras una serie de difíciles desafíos con Víktor Korchny y tras defender con éxito su título primeramente en la ciudad filipina de Baguio en 1978 y tres años más tarde en la ciudad italiana de Merano. A mediados de 1980 todo el mundo observaba una gran confrontación entre los dos grandes, que culminó con la proclamación del decimotercer campeón del mundo: Garri Kaspárov.
Esta batalla de titanes del mundo del ajedrez atrajo por una parte un enorme interés del público, y por otra, definitivamente reveló todas las deficiencias de las reglas existentes del torneo del campeonato mundial y causó el cisma del sistema ajedrecístico existente. Además, durante muchos años en la lucha por la corona de ajedrez participaron exclusivamente ajedrecistas soviéticos, por lo que no es de sorprender que la forma clásica del torneo de la corona de ajedrez entrara en declive simultáneamente con la crisis del régimen político soviético. Y el ajedrez no fue una excepción: llegaba una época diferente con otros campeones según las versiones de diferentes federaciones ajedrecísticas, con otras reglas y otra historia. Poco después de que Kaspárov ganara el título de campeón,
la Unión Soviética se derrumbó.
Cambios en la Federación Internacional de Ajedrez
En 1993, Kaspárov y otro pretendiente inmediato a la corona del ajedrez, Nigel Short, culparon a la FIDE de corrupción y falta del profesionalismo, salieron de la organización y fundaron la Asociación Profesional de Ajedrez (PCA en sus sisglas en inglés), bajo cuya égida llevaron a cabo un torneo por el título de campeón del mundo en Londres. Después de esto, la FIDE despojó a Kaspárov del título de campeón del mundo y este título se disputó entre Anatoli Kárpov y Jan Timman, lo que llevó a la aparición de dos campeones del mundo, Kaspárov según la versión de la Asociación Profesional de Ajedrez, y Kárpov según la versión de la FIDE.
Poco después la PCA dejó de existir debido a la falta de financiación, y en el año 2000, Garri Kaspárov obtuvo la posibilidad de defender su título en una partida con Vladímir Krámnik, que jugó sensacionalmente y desbancó a su famoso rival, convirtiéndose en el siguiente campeón del mundo según la llamada “versión oficial”.
Además, la FIDE organizó el siguiente torneo por el título de campeón, que en la exitosa lucha con Gata Kamski defendió el duodécimo campeón del mundo, Anatoli Kárpov.
A continuación, la FIDE decidió cambiar las reglas existentes sobre la determinación del campeón del mundo, al resolver que a partir de aquel momento el campeón participaría en las eliminatorias del torneo en las mismas condiciones con otros pretendientes. Kárpov se negó a jugar según las nuevas reglas y en 1999 Alexandr Jálifman logró el título; en 2000, Viswanathan Anand; en 2002, Ruslán Ponomariov; y en 2004, Rustam Kasymdzhánov. En 2005 la FIDE decidió organizar el campeonato por el sistema de dos rondas. Kárpov y Krámnik se negaron a participar en él y Veselín Topálov de Bulgaria se convirtió en el nuevo campeón del mundo.
El “deshielo” en las relaciones de las dos asociaciones contrarias de ajedrez llegó en 2006, cuando alcanzaron el acuerdo sobre la celebración de la partida de “unificación” entre Topálov y Krámnik. De este modo, la FIDE reestableció su posición dominante en el mundo del ajedrez, aunque no todos los deportistas y funcionarios lo aprobaron. Sin embargo, a día de hoy, es la única versión del torneo de la corona de ajedrez.
Campeones del mundo
- Wilhelm Steinitz, 1886–1894, Austria/EE. UU.
- Emanuel Lasker, 1894–1921, Alemania
- José Raúl Capablanca, 1921–1927, Cuba
- Alexandr Alejin, 1927–1935, Rusia/Francia
- Max Euwe, 1935–1937, Países Bajos
- Alexandr Alejin, 1937–1946, Francia
- Mijaíl Botvínnik, 1948–1957, Unión Soviética
- Vasili Smyslov, 1957–1958, Unión Soviética
- Mijaíl Botvínnik, 1958–1960, Unión Soviética
- Mijaíl Tal, 1960–1961, Unión Soviética
- Mijaíl Botvínnik, 1961–1963, Unión Soviética
- Tigrán Petrosián, 1963–1969, Unión Soviética
- Borís Spasski, 1969–1972, Unión Soviética
- Robert James Fischer, 1972–1975, EE. UU.
- Anatoli Kárpov, 1975–1985, Unión Soviética
- Gari Kaspárov, 1985–1993, Unión Soviética/Rusia
Campeones del mundo "clásicos"
- Gari Kaspárov, 1985–2000, Rusia
- Vladímir Krámnik, 2000–2006, Rusia
Campeones del mundo de la FIDE desde 1993
- Anatoli Kárpov, 1993–1999, Rusia
- Alexandr Jálifman, 1999–2000, Rusia
- Viswanathan Anand, 2000–2002, India
- Ruslán Ponomariov, 2002–2004, Ucrania
- Rustam Kasimdzhánov, 2004–2005, Uzbekistán
- Veselin Topálov, 2005–2006, Bulgaria
Campeones del mundo unificados
- Vladímir Krámnik, 2006-2007 , Rusia
- Viswanathan Anand, 2007, India
- Viswanathan Anand, 2008, India
- Viswanathan Anand, 2010, India
Campeonas del mundo oficiales
- Vera Menchik-Stevenson, 1927-1944, Rusia/Unión Soviética
- Ludmila Rudenko, 1950-1953, Rusia/Unión Soviética
- Yelizaveta Býkova, 1953-1956, Rusia/Unión Soviética
- Olga Rubtsova, 1956-1958, Unión Soviética
- Yelizaveta Býkova, 1958-1962, Unión Soviética
- Nona Gaprindashvili, 1962-1978, Unión Soviética/Rusia
- Maya Chiburdanidze, 1978-1991, Unión Soviética/Georgia
- Jun Xie, 1991-1993, China
- Zsuzsa Polgár, 1993-1996, Hungría
- Jun Xie, 1996-2001, China
- Chen Zhu, 2002-2004, China
- Antoaneta Stefanova, 2004-2005, Bulgaria
- Xu Yuhua, 2006, China
- Alexandra Kosteniuk, 2008, Rusia
- Hou Yifan, 2010, China.